* El intercambio
* La ola
* Appaloosa
* JCVD
* Gomorra
* La boda de Rachel
* Camino
* Happy. Un cuento sobre la felicidad
* Tiro en la cabeza
* Lars y una chica de verdad
* Vicky Cristina Barcelona
* Una palabra tuya
* El caballero oscuro
* Wall-E
* Tropa de élite
* Los cronocrímenes
* El incidente (The Happening)
* Aleksandra
* Antes de que el diablo sepa que has muerto
* Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
* Honeydripper
* Iron Man
* Elegy
* Mil años de oración
* Rebobine por favor
* Al otro lado
* Buda explotó por vergüenza
* Pozos de ambición
* No es país para viejos
* Juno
* 4 meses, 3 semanas, 2 días
* En el valle de Elah
* Expiación: más allá de la pasión

En esta ocasión, el protagonista no es un viejo experimentado, sino una mujer plenamente consciente de que la policía de Los Angeles le está engañando. La repentina desaparición de su hijo la trastoca, pero no más que el hecho de que la policía le encuentre un niño que no es el suyo y que pretenden hacerlo pasar como tal a toda costa para limpiar la imagen de un departamento corrupto. No importan las evidencias que ella pueda aportar, sólo cuenta el abuso de poder ante una mujer, supuestamente reñida con la lógica y movida exclusivamente por impulsos emocionales. Así pues, madre coraje al contraataque.

Como se puede ver, el material es carne de telefilm de sobremesa. Pero hay cosas que ayudan a separarlo de ese tipo de films. Primero, el diseño de producción: a pesar de algunas ‘pifias’ y anacronismos, la impresión general es que el ambiente de finales de los años 20 ‘cuela’. Segundo, Angelina Jolie, cuya belleza se adapta fácilmente al modelo de la época (borrado de tatuajes mediante), y que brinda una excelente interpretación. Tercero, hay una cierta contención en los momentos más intensos. Y a esto sólo le falta añadir la capacidad narrativa de Clint Eastwood, que viene de serie.

Queda claro que “El intercambio” no se encuentra entre las obras maestras de Clint Eastwood, pero tampoco debe ser encuadrada entre películas menores como, pongamos, “El principiante” o “Ejecución inminente”. Si creen que una tarde les apetecerá un buen drama sin pretensiones, apúntense este título.

* Deuda de sangre

* Mystic River

* Million Dollar Baby

* Cartas desde Iwo Jima

* Cine 2008

Pues bien, “La ola” se suma al grupo de películas a recomendar del cine alemán reciente. La pilota Dennis Gansel, un joven director al que aún le queda para llegar a la decena de películas, pero que demuestra pulso, sentido del ritmo, sensibilidad y sentido. Dicho en otras palabras, “La Ola” no se va por las ramas, no aburre, habla un lenguaje joven y accesible, y lo que es más importante, da que pensar.

Aunque el material de base es una novela de Todd Strasser, el origen de la historia se encuentra en unos hechos reales. En la clase de historia del instituto de Cubberley en Palo Alto, California, en abril de 1967, Ron Jones inició un experimento con fines educativos. Se trata de crear un colectivo autocrático, en el que el grupo establece las reglas a partir de un líder, en el caso del film, el profesor Rainer Wenger. Todo empieza de forma inocente, creando un saludo y un uniforme propios, pero “la Ola” se descontrola. Lo que se ve es que jóvenes educados y conocedores de los errores y crímenes del nazismo, tras asegurar que una dictadura así no se volvería a repetir, se ven arrastrados por la fuerza del grupo. No todos, particularmente los personajes femeninos, que aquí ven la jugada con mayor perspectiva que sus compañeros masculinos.

Por todo esto, considero que “La Ola” debería pasarse en los institutos. Ilustra como pocas la necesidad juvenil de integrarse en un colectivo, ya sea por necesidad de protección, por dar sentido a su vida o, en definitiva, por cualquier tipo de ventaja. Y una vez el grupo está formado y cohesionado, si se orienta por el mal camino, puede tener una fuerza temible. Esto fue así durante el nazismo, y en las tribus prehistóricas, y probablemente también encontraremos ejemplos en el futuro.

* Cine 2008

"Appaloosa" rescata el espíritu de camaradería típico de los films del género. Ése según el cuál las mujeres sólo son putas o indias para unos hombres que están continuamente de paso y que pueden morir en cualquier momento por una bala perdida. Según este punto de vista, la inquebrantable lealtad masculina es preferible al amor femenino. Porque cuando se cruza una mujer, la amistad entre los hombres se agrieta. Se acaban las aventuras, se empieza uno a preocupar por el color de las cortinas y se dejan de tener conversaciones serenas. Se dan demasiadas vueltas sobre el presente y se explican planes de futuro que no son compartidos. En este sentido, es un film poco generoso con las mujeres, en las antípodas de “Pollock”, la ópera prima de Ed Harris.

Entre los aspectos positivos hay que destacar que la reunión de Ed Harris, Viggo Mortensen y Jeremy Irons funciona de maravilla. El personaje de Viggo, Everett, completa las frases de su amigo Virgil (Harris), lo que es a la vez un chiste recurrente y una demostración de que los amigos se escuchan y entienden qué es lo que el otro quiere decir. Entre lo negativo, que para los que hemos visto unas cuantas películas de John Ford, Howard Hawks o Anthony Mann, este film se nos hace innecesario. Y que al pobre Timothy Spall le han vuelto a poner de gordo tonto. No hay derecho que le hagan esto al protagonista de “Secretos y mentiras”.

* Cine 2008

Si se me permite el juego con James Joyce, “JCVD” es un retrato del artesano otoñal. Un actor que ha conseguido fama en el oficio viniendo desde abajo se enfrenta al peligroso momento en el que las ofertas van a la baja, en el que la hija pasa factura de sus ausencias, en el que los errores del pasado empiezan a ser una auténtica carga. Pero cuidado con enmarcar la valía de esta película en la mitomanía freak, porque eso sería obviar los logros que hay en este metraje.

“JCVD” es una sorprendente combinación de drama con superestrella y film de atracos con elementos existenciales, aderezado con destellos de comedia. La trama no es lineal, sino que va dando saltos en forma de flash-backs y flash-forwards. Hay tomas que se repiten desde diversos ángulos. Y lo mejor de todo es que, con un poco de paciencia, todo encaja con aparente naturalidad. El guión es bueno y la dirección es adecuadísima.

Y qué decir del plano final. Emparienta este film con otros ejemplos de redención in extremis como fueron “Hana-Bi” de Takeshi Kitano y “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier. Mabrouk El Mechri es, ahora mismo, un tipo a seguir, y “JCVD” un aspirante serio a film de culto.

* Cine 2008