Lo que a mí más me interesa de “Slumdog…” es la oposición, o la falta de identificación, entre la educación y el conocimiento. Efectivamente, Jamal tiene estudios mínimos que le permiten servir té en un ‘call center’, pero es una persona que, a pesar de su juventud, ha acumulado conocimiento. Tiene un don natural para ser observador y retener lo visto. Y además, es esencialmente bueno. Es un personaje que se merece que le pase de todo y que, a la vez, tenga éxito.

Después está la mitología. Jamal ve una representación de “Orfeo y Eurídice” (en la secuencia del Taj Mahal), lo que es algo más que un guiño. Jamal se comporta como un Orfeo moderno, tratando de rescatar a su amada Latika de los infiernos en los que se mete. Para ello acabará utilizando la técnica del television ex machina (recurso de guión que también aparecía, por ejemplo, en “Ni uno menos” de Zhang Yimou). El formato del concurso “Who Wants to Be a Millionaire?” facilita el interés y la trama del guión. Aunque hay pifias mayúsculas: por ejemplo, la respuesta del poeta Surdas no es la correcta, y en la película el programa se emite en directo, cuando el concurso siempre se graba para, entre otras cosas, darle mérito y sentido al comodín de la llamada.

Una mención especial final para la música vibrante de A. R. Rahman (de la India) con algunas canciones de M.I.A. (de Sri Lanka). Del primero pienso investigar, de la segunda sólo me queda seguir disfrutando de sus discos y felicitarla por su primer hijo, nacido esta semana. Esta combinación de sonoridades de Occidente y Oriente, de Hollywood con Bollywood, promete grandes bodrios y fuertes emociones. “Slumdog Millionaire” tiene el mérito de romper el hielo, de atraer la gente a las salas y además, qué caramba, es una buena película.

* Cine 2009

La desgracia de “Forrest Gump” fue competir en los Oscars con una película de impacto generacional como fue “Pulp Fiction”. Pero estaba muy bien. Y “El curioso caso de Benjamín Button” también vale la pena. El motivo de antipatía que pueda despertar esta película vendrá por su larga duración, pero ¿por dónde cortas una historia tan fundamentada en el paso del tiempo?

“El curioso caso de Benjamín Button” va más allá de la anécdota personal. Además de la curiosa experiencia clínica de un tipo que nace envejecido y se va haciendo progresivamente más joven, está la idea de la vuelta atrás en el tiempo para intentar corregir los errores pasados. Este concepto salía, por ejemplo, en “Superman”, cuando el superhéroe hacía girar el mundo en sentido contrario para devolver la vida a Lois Lane. Pero aquí, en vez de tener un interés personal, lo tiene colectivo: se trata de la voluntad de reparar los grandes errores de los mandatarios del pasado, como la Primera Guerra Mundial o la inundación de Nueva Orleáns causada por el huracán Katrina.

En el apartado interpretativo, Cate Blanchett vuelve a estar, además de eficiente, guapísima, y Brad Pitt sobrevive a las sesiones de maquillaje. Pocas veces su voz ha tenido tanto protagonismo y hay que valorar que es para bien. Y me dejo para el final una reflexión sobre el director, David Fincher, un señor salido del cine de género que lleva superproducciones con mano firme. Su camino, aún con altibajos, me parece modélico. ¿Por qué no se estila este tipo de director por estas latitudes?

* Cine 2009

Pero no, “Revolutionary Road” ya forma parte de la filmografía de Sam Mendes. No aprecio un tema común en él. ¿Qué tiene que ver este film con “American Beauty”, “Camino a la perdición” y “Jarhead: el infierno espera”? Sin embargo, en estas cuatro películas sí que se aprecia una indudable capacidad para sacar el máximo provecho del encuadre, sea en términos de luz, de color o de espacio. Quizá no tenga aún un estilo inconfundible, pero Mendes sabe cómo conseguir lo que quiere. Y en este caso, retrata admirablemente el progresivo deterioro de una relación de pareja.

Sin entrar en desgranar el argumento, formulemos una pregunta general que me surge tras ver “Revolutionary Road”: ¿cuántas parejas se han creído diferentes de las demás? Ellos por pensar que tenían los hombros más resistentes de la Tierra, una taladradora entre las piernas y/o un espíritu inquebrantable para conseguir sus sueños de infancia. Ellas por sentirse más maduras que sus amigas, por creer que su capacidad de seducción era independiente de su juventud y/o por considerar que un príncipe azul sería su infalible punto de apoyo hacia la plenitud de su proyecto de vida. Sea por lo que sea, las parejas sentimentales que se unen para conseguir objetivos están condenadas al fracaso. Si no se consiguen llevar a buen puerto los proyectos comunes, llega la decepción y la frustración. Y si se consiguen, peor, porque surge la pregunta terrible: ¿y ahora qué? Lo importante no es negociar con el otro la meta, sino el método.

“Revolutionary Road”, sin ser una película imprescindible, sí tiene momentos de gran lucidez. La pareja Winslet-DiCaprio funciona en su disfuncionalidad. No se puede decir lo mismo de Kathy Bates, otra que también subió al “Titanic”. Sí que merece elogio la imponente aportación de Michael Shannon, a quien el guión convierte con pocas escenas en el auténtico amo de la función. Como las películas de Todd Field, “Revolutionary Road” es un drama tan amargo que cuesta recomendar, pero cuya factura impecable no debe pasar desapercibida.

* Cine 2009

Hasta ahora, a todo lo que había visto de Cantet le sobraba fondo. Tanto “Recursos humanos” como “El empleo del tiempo” tenían un planteamiento muy atractivo, pero siempre salía del cine pensando que se podía haber mejorado su presentación. En “La clase” (traducción patillera de “Entre les murs”), la forma está muy conseguida. Los alumnos-actores acudían a talleres de improvisación que permitieron ir puliendo aristas sin perder la frescura. El montaje transmite la sensación de que el espectador está asistiendo a las interioridades de una escuela como un testigo total. En algunos casos, casi te apetece intervenir.

La acción se centra en la clase del profesor de lengua (francesa), papel interpretado por François Bégaudeau, autor del libro en el que se inspiró Cantet. La implicación de Bégaudeau en el papel es, pues, absoluta. Por su parte, el director exigió que el film se rodara en el Distrito 20 parisino, multirracial y con diferentes clases sociales. Cantet también introdujo el personaje de Souleymane, una de las estrellas de la función. En resumen, todo sopla a favor de un producto en el que cuesta pensar que lo que se está viendo no sea real. Y eso, trabajando con adolescentes, es casi un milagro.

* Cine 2009

Lo que muestra “Milk” es que esa condición de igualdad, así como los derechos supuestamente inalienables, a veces es necesario ganarlos. Los seres humanos son diferentes, pero son iguales para reunirse y reivindicar sus derechos. En “Milk” se puede apreciar el pulso de los homosexuales contra la intolerancia de aquellos cristianos que quieren seguir al frente de parcelas de poder. Y su lucha aún está de actualidad, ya que el mismo día en que Barack Obama fue elegido para ser el próximo presidente de los Estados Unidos, los ciudadanos de 3 Estados (California, Arizona y Florida) rechazaban mediante referéndum el matrimonio homosexual.

Todo esto es para decir que esta película, a pesar de tratar un asunto de minorías, está plenamente identificada con los valores americanos y, por lo tanto, es susceptible de ser multipremiada. Sobre todo porque acumula méritos. Gus Van Sant es capaz de unir el relato biográfico con la mirada periférica a la sociedad de la época (San Francisco, años 1970), y el uso de imágenes de archivo con planos claramente identificables en el autor de “Drugstore Cowboy” o “Elephant”. Aunque quizás la que más se le emparente sea “Todo por un sueño”, por su capacidad de combinación de elementos dispares.

Delante de la cámara, Sean Penn pone el listón muy alto. Muestra a un Harvey Milk humano, idealista, nada santurrón, y ejerciendo de homosexual pero no de ‘loca’. El resto de personajes gravita a su alrededor pero son satélites sin luz propia. Sin embargo, vista la película como un conjunto, “Mi nombre es Harvey Milk” funciona como drama político al tiempo que como relato de un amargo triunfo personal. Que está bastante bien, vaya.

* Elephant

* Cine 2009