-Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid: "Anita no pierde el tren". 1, 2, 3, ¡al cine esta vez!

-Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid: “Anita no pierde el tren”
-Yola en sí misma: “El bosque animado”
-Rodríguez Zapatero al frente del PSOE: “Días contados”
-Samsung, Printer y similares: “La espalda del mundo”
-Aznar al enterarse de lo de Carod-Rovira: “Éxtasis”
-Carod-Rovira a Maragall: “Cosas que nunca te dije”
-Fresita: “Hola, ¿estás sola?”
-El CNI: “Nadie conoce a nadie”
-AVE Madrid – Barcelona: “Tu nombre envenena mis sueños”
-Cualquier seguidor culé: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”
-Mariano en sí mismo: “La voz de su amo”
-La boda Príncipe – Letizia: “Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero”

Y además, no es para tanto. En muchos periódicos, en la sección de anuncios, se incorporan imágenes para llamar la atención sobre clubs de masaje diversos en los que salen fotos de mujeres poco vestidas con estrellitas estratégicamente situadas. Y un chaval puede aprender mucho de allí, vaya que sí. Literatura telegráfica. "Entre mis piernas tengo un bosquecito, ven y planta tu arbolito" es un slogan impecable que leí en mi tierna infancia.

Supongo que Michael Powell es un caso psicológico más del afán de algunos por querer irse a dormir sabiendo que el mundo es algo más aséptico gracias a ellos. Temen que los niños hagan preguntas. Curioso que el hijo de Colin se llame igual que el director del film sobre el voyeurismo "Peeping Tom". En ella, una mujer ciega muestra su sabiduría de forma lacónica: "No me fío de los que no hacen ruído cuando caminan".

Podemos hacer otra cosa. Ser constructivos. Aunque, para algunos, esto forme parte de una especie subevolucionada en el arte bélico-electoral.

El día D: el 25 de abril de 2002, en los servicios sanitarios de su unidad para pasar un reconocimiento médico obligado por el seguimiento de su baja por enfermedad.

El testigo: el teniente médico dudaba que el soldado padeciera depresión, porque mientras “en destinos cómodos no presentaba problema psiquiátrico alguno”, cuando el destino era más duro reaccionaba de distinta forma.

El hecho: el teniente médico comentó al soldado que no era sincero. Y éste respondió a gritos. Resultado: delito consumado de insulto a superior. Contenido de sus palabras: “Estoy hasta la polla del Ejército, la Legión y de todos éstos, y si me entrullan me voy a matar a alguien o a mí mismo”.