Como los tengo que aguantar cada semana, puedo asegurar que los políticos son escritores pésimos, sin ningún tipo de sentido de la progresión dramática, del giro cómico o de la atmósfera de terror. Son amantes de la víscera y del chascarrillo. Pero tienen una pulsión que les lleva a preferir hacer creer que colaboran para conseguir un mundo perfecto con personajes perfectos a partir de actuaciones públicas impolutas. Para ello, si es necesario, meten mano a los últimos reductos que podrían impedir el avance inapelable de la anestesia general.

No olvidemos que no están hablando de noticiarios, que eso ya es otro cantar y necesita mucho más tiempo del que dispongo ahora. Estamos hablando de obras de ficción. Y una obra de ficción puede ser de evasión o puede ser más o menos próxima a la realidad. Tanto en un caso como en el otro, se rigen por las reglas de la ficción, principalmente relaciones entre personajes marcadas por el contraste y situaciones en los límites de la moralidad. Y esto es así porque grabar vídeos domésticos familiares lo puede hacer cualquiera, por eso la gente busca otras cosas en las obras culturales. Vale la pena no olvidarlo. Antes de que mis estudios de ciencias políticas me dejen totalmente indefenso ante la anestesia, escribo estas líneas como guionista fracasado, pero digno.

2) Sectores del PSOE intentan forzar la creación de un sistema político bipartidista

3) PP y PSOE acusan al PNV de utilizar los votos de Batasuna para reformar su Estatuto

4) PNV argumenta que PP y PSOE han utilizado los votos de Batasuna para (intentar) bloquear los presupuestos anuales en el País Vasco

5) CiU acusa a ERC de entregar la Generalitat a un partido de obediencia madrileña y le sugiere que no haga un pacto de legislatura sin altas contrapartidas

6) ERC dice que no acepta lecciones de CiU tras sus pactos con PSOE y (ups!) PP.

luego....

7) Imposible que haya paz institucional mientras se utilicen argumentos políticos del tipo “Usted pacta con leprosos”.

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Escasa democracia interna de los partidos

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Bajo nivel de las intervenciones de sus señorías

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Analistas políticos que sólo repiten consignas

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Derecha acostumbrada a mandar y ser obedecida

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Izquierda cómoda en el papel de resistencia

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Modelo territorial no resuelto y reivindicaciones históricas no bien explicadas ni entendidas

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Constitución votada tres años después de la muerte del dictador y tres años antes de un golpe de Estado

y todo multiplicado por

un sistema de enseñanza dogmático y nada pluridisciplinar

da como resultado

PERENNE DIÁLOGO DE SORDOS

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Pocos instantes antes había miccionado en el lavabo de un fast-food. A la tele hay que ir cagao y meao, es una máxima. La entrada a la casa en la que hice la beca ha cambiado considerablemente. Allí, eso sí, sigue habiendo mucha gente que o espera su turno de entrar o espera a que el famoso de turno salga. Nada más llegar yo, una chica se levanta: ¿qué tal? Podría conocerme, yo la miro a los ojos, pero ella no me devuelve la mirada: su objetivo está tras mi hombro izquierdo. No soy yo. Reconozco la voz del invitado del día. Muy puntual.

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Confirman mis datos en la entrada (los que yo había dado por teléfono). A las que llevan bolso les hacen un control más exhaustivo. Yo voy ligero, y paso sin problemas. En el bolsillo de la chaqueta llevo un móvil.

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Falta menos de media hora para el inicio de la grabación del programa, en falso directo. La única persona a la que creo reconocer es a un técnico de plató, A. P. Todos los demás no me suenan de nada. Me ubico en el lugar más alejado posible del objetivo de la cámara: en la esquina superior del costado opuesto al que se situará el presentador. Mi objetivo era pasar desapercibido, si hubiera sido el inverso, también hubiera sabido dónde situarme.

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Me siento entre un público mayoritariamente femenino. Muchas de ellas son chicas de instituto a las que no les cuesta demasiado emitir risitas tímidas. El show-man se acerca a calentar un poco el plató. Su mensaje es claro: aplaudid, gritad, reíos, haced lo que yo diga y todo saldrá como tenemos previsto. Por supuesto, ni lo dice ni lo insinúa a la primera de cambio, sino que antes se mete con una de estas chicas jóvenes (de hecho, la única que ha visto alguna vez el programa). Romper el hielo. Una de las mujeres de más edad le pregunta por qué no trae a Iñaki Gabilondo. La respuesta del show-man es mucho más diplomática de lo que yo hubiera sido capaz de decirle. Bien por las tablas del chaval.

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Conversación de manual entre desconocidos del público de plató.
-¿Hace calor, eh?
-Sí, es lo que tiene estar situado junto a los focos.
-Cuando fui a TV3, en el estudio hacía frío...
-Porque el techo está más alto.
-...porque tenían puesto el aire acondicionado a tope.
-Sí.
-¿Me deja salir? Voy al lavabo.
Pues para tener experiencia en el plató, fallaron a la regla básica...

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El programa comienza... con paradinha. La primera toma no es buena. Se repiten, y ahora sí que la cosa va en serio. Tras unas palabras leídas en el teleprompter (o autocue), el show-man miente diciendo que no hay invitado previsto, y que saldrá fuera del estudio para buscar uno. Por supuesto, en la calle encontrará al invitado previsto. ¿Vale la pena mover las cámaras de sitio sólo para hacer este gag (nunca visto, por cierto)? En fin, cada uno que juegue con su dinero como crea conveniente.

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Entre el show-man y una de las actrices con presencia en pantalla se produce lo que los guionistas llaman URST (siglas en inglés de ‘tensión sexual no resuelta’). Este es un bloque. Otro bloque es un colaborador que finge publicar un libro titulado “100 posturas para no hacer el amor”, y se efectúan 3 demostraciones con un colchón llevado al plató a tal efecto. Y llega la entrevista con el invitado. No hará muchos años, dicho sujeto y el que esto escribe trabajamos en la misma empresa, pero yo era un recién llegado y él ya era un personaje conocido. Apenas nos cruzamos: las pocas veces que venía, se encerraba en su despacho, que estaba vacío la mayor parte del tiempo.

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La entrevista se hace ágil. Tres cámaras estáticos y uno que no para de dar vueltas para sacar planos de recurso: ahora de rodillas, ahora de un lado, ahora de otro... el realizador lo llama dinamismo, el cámara lo debe llamar gimnasia.

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Finaliza el programa con una pseudo-tertulia de tres mujeres hablando sobre la regla. No se pasa de los lugares comunes: son muchas voces para tan poco espacio de tiempo y tantas preguntas en el guión. Entre las contertulias, hay una que me fue presentada hace tiempo y... en fin, mejor mantengo apagada la máquina de faltar...

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Salgo del plató habiendo pasado un ratito, con una botella de agua (nada que ver con el catering ampliamente surtido de otros canales) y una carta que, en teoría, debería facilitar la instalación del canal en cuestión y hacerla gratuita. De todas maneras, aprecio un defecto de forma en el “vale de gratuidad” que me han proporcionado. Algo no encaja, y no me gusta.

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Ah, y de la chica blogger que en teoría colabora en el programa, ni rastro.

¿Y?

Ayer asistí a una conferencia en la que un profesor de la Texas University expuso cuán eran de importantes las elecciones de ayer, y por supuesto, hizo un pronóstico. Como ocurre muchas veces en política, se acertó el diagnóstico y se falló en la predicción. El conferenciante dijo que creía en la victoria de Bush hasta hace 5 días antes, cuando sin duda una sobredosis de The Economist, que deduzco debe tener pocos suscriptores en Wichita, le condujo al error.

Según el voluntarioso conferenciante, Bush no podría mantener la misma línea que ha llevado hasta ahora. Dado que el profesor tenía prisa por ir al Camp Nou (aquí sí que acertó), se nos escapó sin que le hubiéramos preguntado por qué creía que Bush recibiría lo que yo llamo una "insolación de sentido común".

El triunfo en las elecciones supone un espaldarazo a la política del presidente que aspiraba a renovar su cargo. ¿Y qué supone ello? Básicamente lo que sigue. Las labores del presidente de los Estados Unidos son limitadas, y sus ámbitos más importantes de gestión son la política fiscal (más o menos impuestos, y para qué) y la política imperial (más o menos guerras, y dónde). En ese sentido, Bush lo tiene claro: no más impuestos (aunque lleve a su país a un déficit histórico) y lucha incesante contra el terrorismo (aunque para eliminar una gangrena en una pierna haya decidido amputar un brazo). No sé si es como darle una navaja a un mono, pero al menos a este mono lo tenemos estudiado. Es alguien que sabe manejar la religión como granero de votos, de la misma manera que los políticos de estas latitudes agitan la bandera. Por esto creo que no está bien picarse con el IQ de los norteamericanos.

Desde un punto de vista europeo, ¿quién nos aseguraba que Kerry no continuaría con la estrategia estadounidense de poner palos en las ruedas de la Unión Europea? Bush se valió en su día para tal fin de José María Aznar y de Leszek Miller, y ahora no está ninguno de los dos en el poder. Será interesante ver sus próximos movimientos en este sentido.

¿Y qué pasa con Irak y Oriente Medio?

...

(cuestión que no sé responder)