El baloncesto es un deporte de equipo que tiende a las soluciones individuales cuando se acercan los últimos minutos. Por eso, muchos recuerdan canastas decisivas de éste o aquél jugador en los segundos finales. No será así en la final del Mundial 2006: todos han contribuido a una diferencia amplia, y todos tienen su cuota de mérito. A pesar de todo esto, aún queda un rastro de la vieja épica: Pau Gasol es el nuevo Cid, ganando batallas y honores (premio al MVP del campeonato) desde el banquillo.

El rumor de que él sería el sustituto de José Montilla llegó a media tarde. Era increíble. Joan Clos no tiene experiencia en temas de industria o de energía, se expresa con dificultades en catalán y en castellano y, sobre todo, el recuerdo del Fòrum está fresco, tanto desde el punto de vista de imagen como desde el punto de vista de gestión. Pasaron las horas y el rastro de perplejidad sólo se desvaneció cuando apareció la noticia publicada en la página web de Moncloa.

Parece ser que muchos estaban dispuestos a pagar el peaje que impone Caronte para usar su barca y entrar en el infierno. Pero para llegar hasta allí hay que remar uno mismo. Que no sea nada.

Ahora parece que va a ser que no. Que todo aquel esfuerzo se llevó a cabo mediante combustible prohibido. Esa última ascensión al Joux Plane en la que un excelente escalador como Carlos Sastre apenas podía recortar tiempo a un desbocado Floyd Landis dejaría, pues, de formar parte de la Gran Historia del Ciclismo para pasar a tener sala propia en la timoteca del deporte. En síntesis, qué fuerte, qué fuerte.

Por si acaso alguien tuviera alguna duda, ETA antepone el final del proceso democrático (resumido en las conocidas dos mesas anunciadas en el Velódromo de Anoeta) a la superación del conflicto vasco y a la paz.

Resumiendo: que ETA aún no entrega las armas, y que hacen bien todos aquellos líderes que reclaman cautela.