(Diálogo ficticio sobre un hecho real: en Aguas Nuevas, Albacete, mantienen el nombre de Plaza del Caudillo a la plaza donde está el ayuntamiento. Y no lo cambian porque hay una resistencia numantina, diríase).

-Tú te has burlado de mí, y pasas por mi laaaado para hacerme sufrir, el daño que estás haciendo un día lo pagaráaas y ent... hic.
-Jo, qué material más bueno te han pasado. Dame otra calaíta.
-Toma... pero suavecito, ¿eh? Que no se note.
-Bueno, vamos a por los detenidos. Saca las esposas.
-¿Qué esposas?

* * * * * * * * * * * * *

-Señor juez, yo quisiera solicitar para mi defendido... Oiga, mi defendido, ¿quién es usted?
-Soy otro.
-Quisiera solicitar para mi defendido, el señor Otro, la libertad sin carg...
-No, no, que soy otro. Que no soy quien busca.

* * * * * * * * * * * * *

-... le prometo que yo estaba barriendo el pasillo de la comisaría cuando estos señores me pusieron las esposas, me metieron en un coche y me trajeron aquí. Señor juez, que no somos quienes buscan, libérenos.
-A ver, ¿usted no se llama Eeirpweo Tyewrowe?
-Perdón, ¿podría repetirlo?
-Sí, E... no, no puedo. ¿Es usted o no?
-No.
-¿Y usted quién es?
-Soy un perchero, ¿no ve que le han dado mercancía adulterada?

PD: pocos días después de estas líneas, se hicieron públicos los análisis llevados a cabo por expertos de los EEUU. Lo que llevaban los presuntos terroristas era jabón.

El Gobierno del zumo de naranja decidió que la situación era insostenible, puesto que las propiedades saludables de los cítricos son indiscutibles. Apelando a razones de Estado, trató de convencer a sus ciudadanos de que enviar soldados a la guerra para imponer el zumo de naranja era lo correcto.

Pero el pueblo de dicho Gobierno decidió manifestarse porque, aunque no le gustaba el zumo de piña, entendía que imponer el zumo de naranja tampoco era una forma de hacer amigos en aquellas latitudes. Tarde o temprano, sabían que se acabarían cansando del zumo de naranja y que habían de incluir un porcentaje de otros zumos en su dieta, ni que fuera pequeño.

Ahora estamos en que el Gobierno dice que él tampoco quiere imponer el zumo de naranja, pero que no puede eludir su responsabilidad y debe seguir con su táctica, para evitar que la potencia extranjera pueda imponer el zumo de piña.

Qué empacho.