Rajoy, al inicio de esta legislatura, corre bien escondido en el pelotón. Pero los problemas internos no le dejan alimentarse como sería deseable para afrontar la próxima competición seria con garantías.

Esperanza Aguirre dio una pedalada de más para conseguir puntos en un sprint especial, y Alberto Ruiz-Gallardón envió a un gregario suyo en su persecución. Como este gesto parece no haber sido bien entendido, Alberto ha mandado parar a Manuel Cobo, y ambos se reincorporan a la disciplina del pelotón. Esperanza Aguirre luce orgullosa su maillot por puntos, pero sabe, o debería saber, que no está en condiciones de aspirar al maillot de la general. Alberto tal vez sí, pero ahora mismo no tiene equipo suficiente para ello, y además sale de este episodio con un gregario quemado.

Y es que no es lo mismo ser un corredor con clase que un corredor competitivo.

Pero mira tú por dónde, Esperanza ha decidido dar un paso al frente y liderar un proyecto político sin que, sorprendentemente, nadie emita sonrisitas. Y esa decisión ha provocado que Alberto, por motivaciones que no pienso preguntar a Jimenezlosantos, ponga toda la carne en el asador: su fiel escudero y su programa diferenciado.

Pero el número 2 de su partido, Ángel, pronunció unas palabras que escocieron. A nadie le va a salir gratis presentar proyectos personalistas que amenacen la cohesión del partido, o al menos eso le atribuyeron. Y en esto que el escudero reacciona inmediatamente. Visiblemente nervioso, respiración agitada, tragando saliva a cada frase, sin siquiera pararse a que los cámaras le grabaran cuatro planos, repitiendo la idea desde el principio porque se equivocó en una palabra, en suma, comportándose como un novato, Manuel osó contestar a Ángel. No sólo eso: Alberto lanzó un órdago, comprometiéndose totalmente con la candidatura de su fiel aliado y pidiendo silencio al número 2 del partido.

Y durante el día de hoy se han producido diferentes movimientos en las respectivas estrategias. Todos callan, menos Esperanza, que pretende con estas declaraciones conseguir poco menos que el descabello de su oponente. Si hubiera estado mejor o no callada es algo que necesita perspectiva. Pero si tuviera que jugarme dinero, creo que hoy Espe se ha equivocado again.

Y el número 1, ni está ni se le espera.

Por cierto, para no entregar el bastón de mando a su sucesora, prefirió tirarlo por el balcón del ayuntamiento al grito de "¡Para el pueblo!".