Sin embargo, la joven Ellen Page ya ha conseguido con su interpretación hacer memorables dos producciones pequeñas. Una, la impactante “Hard Candy”, en la que interpretaba a una adolescente que trata de desenmascarar a un pedófilo, usando para ello una verborrea que bordeaba la genialidad y la locura. Dos, esta “Juno” con la que ha conseguido diversos premios y la nominación al Oscar a la mejor actriz. Y este mismo mes de febrero cumplirá 21 años: tiene un impresionante futuro por delante.

Eso sí, su personaje de “Juno” vuelve a tener logorrea, aunque esta vez la genialidad es limítrofe con la pedantería. Sin embargo, cualquiera le recrimina nada a quien interpreta a una joven embarazada a los 16 años que no quiere educar a su hijo cuando nazca. Seguimos sus pasos mientras decide qué hacer con el futuro de su criatura. Vemos cómo, mientras a Juno le sobra algo para sentirse bien (la criatura que le crece dentro), en su entorno lo que hay son personajes con carencias (afectivas, emocionales, laborales…). La posible tensión dramática se ve atenuada y desviada hacia los terrenos de la comedia a base de diálogos elaborados con réplicas resultonas (una joven trata de seducir a un maestro mayor diciendo que también le gustan los filmes de Woody Allen… pues por este campo nos movemos).

Imposible también que te caiga mal un film en el que suenan Belle & Sebastian, The Velvet Underground o Mott the Hopple, y se citan como referencias clave a Iggy & The Stooges y Patti Smith. Puedo seguir diciendo cosas positivas del film, pero, para resumirlo en una frase, diremos que el director Jason Reitman va al grano y ofrece una película más que entretenida que sabe concentrar su magia en poco más de hora y media. Además de optar al reconocimiento a la mejor actriz, “Juno” está nominada a los Oscars a mejor película, director, y guión original (Diablo Cody). No está mal para ser un film rodado en Canadá por un director de Montreal.

PS: no puedo dejar de comentar el impacto emocional que me supone la escena en la que Juno se acerca con un CD de Mott the Hopple, pone el track 3, suena “All the Young Dudes” y baila un agarrado. Si una mujer me hiciera una cosa así... Como hay un porcentaje extraordinariamente alto de que eso no pase, ese CD (original!) ya lo aporto yo. Igual lo saco algún día.

* Cine 2008

El camino no está en los montajes extravagantes o frenéticos. Ni en abusar de los planos estáticos que acercan el arte cinematográfico al teatro filmado o nos devuelven a la era del daguerrotipo. Cristian Mungiu demuestra que se puede seguir el rostro y los movimientos de una o dos actrices para ofrecernos todo un universo de significados.

Entre las dos actrices principales, Anamaria Marinca y Laura Vasiliu, no llegan a sumar diez títulos frente a la cámara en toda su carrera. Marinca, la rubia, la más experimentada, es Otilia, la amiga lista, decidida, dispuesta a hacer lo que haga falta por lealtad, llegando a unos extremos que la emparentan casi con la Bess de “Rompiendo las olas”. Vasiliu interpreta a “Gabita”, una joven sin voluntad, que miente con la buena intención de facilitar las cosas pero que no asume sus consecuencias. Ésta, además, está embarazada y quiere abortar.

Si la interrupción del embarazo ya es complejo de por sí, aún lo era más en la Rumanía de 1987, bajo la tiranía de Nicolae Ceausescu. Con sus rígidos controles, sus mercados clandestinos, sus ciudadanos convertidos en potenciales delatores para sumar puntos, sus chantajes.

Tanto el contexto como la anécdota que mueve el relato están tratados con sumo cuidado. Excepto en un plano, si nos ponemos a encontrar pegas. Además, si se hubiera filmado poco después de la muerte de Ceausescu estaríamos hablando de una obra magna a la altura de "Roma, città aperta" (Roberto Rossellini). Como no vale hablar de lo que hubiera podido ser el film de Mungiu sino de lo que es, hay que afirmar que este duro drama es sin duda una de las mejores películas europeas de la década.

* Cine 2008

Para ello nos presenta las andanzas de un “padre coraje”, interpretado por Tommy Lee Jones. Este gran actor texano, el Agente K de “Men In Black”, está más de moda que nunca: tras dirigir esa obra más que destacable que era “Los tres entierros de Melquíades Estrada”, se hizo con el mejor papel que había a priori en “No Country for Old Men”, el del Sheriff Bell (ex aequo con Anton Chigurh, el personaje interpretado por Javier Bardem), y además, deslumbra en “En el valle de Elah”. Imposible dejar de seguir sus evoluciones mientras trata de investigar la desaparición de su hijo. Tras perder unos años atrás a su hijo mayor en un accidente de helicóptero, ahora ve cómo el menor vuelve de Irak pero se esfuma en territorio americano.

Como principal aliada en sus pesquisas cuenta con una espléndida Charlize Theron, esa especie rara de actriz que se crece como intérprete cuando se la priva de glamour. Los dos encontrarán obstáculos para indagar debido al conflicto de competencias e intereses que hay entre la policía civil y la militar. Jones y Theron conforman un tándem de lujo, al que hay que añadir la categoría de Susan Sarandon, inolvidable en el poco tiempo del que dispone, cuya escena en el pasillo constituye uno de los momentos más emotivos del cine reciente.

No se puede fallar con estos mimbres. La narración de Haggis es básicamente cronológica, aunque incluye unos incisos de imágenes de la tropa en Irak (mal) grabadas con teléfono móvil, de textura poco agradable y visionado difícil, pero cuya relevancia para la evolución de los hechos es clave. Así que nadie debe sorprenderse por ello.

La conclusión es que merece la pena pagar por ver esta película que difícilmente formará parte de la gala de los Oscars. Basta con mirar el inolvidable último plano para saberlo, casi sin probabilidad de error.

* Cine 2008

Dicho todo esto, “Expiación” es probablemente el mejor drama romántico desde “Lejos del cielo” de Todd Haynes. Al menos, que yo recuerde. Se beneficia de un arranque poderoso: una niña fantasiosa acusa al amante de su hermana mayor de una violación que no ha cometido. Su falso testimonio tiene origen en los celos y en la inconsciencia infantil, pero sus consecuencias serán dramáticas.

Eso sí, si hay algo que queda para siempre, además de la música basada en el repiqueteo de las antiguas máquinas de escribir, son los escasos pero potentísimos minutos de Vanessa Redgrave. No sólo porque con ella el guión dé su último giro, o por la pertinencia de sus reflexiones sobre si para un autor es necesario explicar siempre la realidad. Es sobre todo porque es la mejor intérprete de la función y convierte a los demás en meras pero necesarias marionetas. Puede parecer que no estoy dejando títere con cabeza, pero no hay nada de malo en ser un buen segundón. No sé si Joe Wright estará por la labor de entenderlo, sobre todo ahora que le lloverán nominaciones y premios.

* Cine 2008

* "Atonement" (libro)