Hoy me han vuelto a decir no.

"Ground Control to Major Tom
your circuit is dead
there's something wrong
can you hear me, Major Tom?
Can you hear me, Major Tom?..."

Y todo esto me hace pensar en ese gran desconcierto que nos provoca a los humanos la fragilidad de nuestra memoria. La historia trata de fijar la memoria de nuestra comunidad, pero sólo escoge aquellos datos que legitiman el orden establecido. El periodismo trata de conseguir que haya una memoria exhaustiva de nuestro presente, de forma que alguien pueda encontrar sentido a esa lluvia de meteoritos que son los estímulos que recibimos los ciudadanos a diario, pero sólo sobre aquellos hechos favorables a un determinado interés empresarial concreto. La labor del documentalista trata de facilitar la tarea de ambos, haciéndola más eficaz, más precisa y de más fácil manejo (y de más rápida manipulación). Y el común de los ciudadanos tratamos de crear una memoria propia en base a actividades compartidas con otros (de forma que seamos capaces de recordárnoslas mutuamente) y a todo aquello que realmente nos estimula. Para ello, algunos se ayudan de soportes audiovisuales. Pero, a pesar de todo ello, la memoria es blanda (como los relojes del cuadro de Dalí "La persistencia de la memoria"), imprecisa e imperfecta. Eso sí, es capaz de establecer las más bellas conexiones entre diferentes hechos, de forma que aporta luz sobre los mismos. Viva la memoria. Y que viva la de mi ordenador.

Hoy he sido informado que la niña rubita que sale en el cuadro de Velázquez "Las meninas", la Infanta Margarita, con esas mejillitas sonrosadas, ese insultante pelo y esos ojos divertidos, murió a los 22 años habiendo parido 11 veces.