La cantidad de historias en las que yo mismo me he metido pedían constancia y resultados, y en buena parte creo que los he conseguido. Ahora bien, el precio de tanto ir y venir ha sido un notable desgaste físico y, sobre todo, mental. En la victoria 81 de Nadal, la de semifinales de Hamburgo contra Lleyton Hewitt, se vieron rasgos de este cansancio: prisa por resolver los puntos, decisiones erróneas de salida con apariencia arbitraria, miradas perdidas. Aun así, ganó aquel partido, pero se vio que ya no estaba en condiciones de superar todos los obstáculos.

Nadal se tomará unos días de descanso antes del próximo reto en Roland Garros, con gente a su alrededor que le ayudará a distraerse. Para mí el momento de la desconexión comenzará a partir del 30 de junio, y más aún con el inicio de las vacaciones la segunda semana de julio.

No somos máquinas.

1) La modalidad pierde-paga es una variable independiente de las posibilidades de ligar. Si yo ganaba, las chicas se las llevaba aparte el guapo que perdía. Si yo perdía, las chicas seguían el juego animando al guapo que ganaba.

2) Si inclinabas el futbolín por uno de los lados de las porterías, salían las bolas, las recogías y jugabas más.

3) A falta de dinero, una piedra con cierto volumen podía funcionar.

4) El primer futbolista lesionado (y por ello, supongo, apartado del terreno de juego, dejando a su equipo con 10) siempre era el lateral izquierdo.

5) La ruleta no vale (es decir, girar la barra aleatoriamente para que el jugador impacte el balón de forma impredecible).

6) Si tiras muy potente pero apuntando a la pared, el rebote puede causar un gol en propia puerta.

7) Si un portero levantaba la pelota en forma de cuchara, los jugadores-persona rivales podían sacar la mano y evitar el gol por alto con un manotazo al esférico.

8) Jugué en futbolines en los que los jugadores tenían dos piernas de metal (bien, porque permiten los arrastres y los cambios fáciles) y otros en los que era un cacho de madera monopédica (donde la poesía estaba mal valorada, pardiez). En los futbolines hay clases.

9) Aprendí a comentar y animar partidos de futbolín sin equivocarme demasiado. Pocos años más tarde retransmitía partidos de fútbol durante dos horas seguidas con sólo cuatro cuñas de publicidad.

10) En realidad, excepto a un par de ilusos, el futbolín no le importaba a nadie una mierda. Pero te hacías unas risas.

- Vamos a ver, ¿dónde has estado este tiempo?
- Pues mira, básicamente, eneltrabajohandecididoquemeaburríademasiadoencasaasíquemehandadotrabajoextra, aloquehayqueañadirqueestabasacándomelosexámenesdeestetrimestreenlafacultad, pornohablardelritmohabitualdepelículasydiscosylibrosquehedigerido, sinqueporellomededicaraaproducirpostsparaelweblog.
- Te noto algo atropellado. Tómate un par de éstas.
- Ademásheincrementadolascitassociales, y eso que he renunciado a algunas... Hey, esto funciona. ¿Qué es?
- Se llaman siestas, hijo mío.

* Un poco de tenis por la tele pa' relajarme. Lástima que Ancic no ofreciera más resistencia, cuando a Federer le ponen en dificultades es un espectáculo.

* "Doolilttle" de Pixies. Una píldora musical infalible, que dosifico con mimo. Por suerte, hacía años que no la necesitaba.

El equipo médico habitual ha emitido un parte segun el cual el paciente progresa adecuadamente.