Lo curioso de este informe, de 29 páginas, es que detalla con mimo algunos pormenores técnicos y legales, y los mezcla con chismes de café de la canallesca catalana. Mientras se toma muchas molestias con la radio y la televisión digitales, le dedica muy poco espacio a los medios on-line. Total, un gazpacho de mucho cuidado que no ha sentado bien a mucha gente. Quien lo ha hecho público es el grupo de Convergència i Unió en el Parlament, que atribuye su elaboración al ejecutivo catalán. Por supuesto, éste lo niega, y su presidente, Pasqual Maragall, interpreta que es un intento de CiU de desprestigiar al Govern y ha vinculado su difusión a las informaciones sobre un presunto asunto de trato de favor que implicaría a Artur Mas. Total, que como los papeles no tienen ningún sello identificativo de ninguna clase, hasta podrían ser folios grapados por un becario un poco espabilado. Pero no: se ha conectado el ventilador.

Una perla del informe: cuando habla de las emisoras de televisión privada local, "algunas emiten fundamentalmente tarot o pornografía o las dos cosas a la vez" (caramba, nunca me he quedado a ver que hacían dos señoras con el cirio que había en el centro de la mesa donde echaban las cartas). Por supuesto, las afirmaciones que han levantado una tremenda polvareda son otras, pero qué demonios, en los próximos días veremos a quién le pica más. La Vanguardia tiene muchos números.