Más allá de la inoportunidad del exabrupto de Rodríguez Ibarra de cara a que su partido pueda negociar con esos partidos minoritarios en caso de que el PP gane las elecciones pero no llegue a la mayoría absoluta, aún falta hacer mucha pedagogía sobre qué es gobernar. No quiero entrar en detalles poco sustanciales como si el nacionalismo de un bando o de otro es más importante porque tiene mayor número de hablantes, su historia se remonta más lejos, su pasado es más glorioso, si tiene un ejército y un puesto en la ONU o no, etc. Un partido de gobierno tiene que estar pendiente de dos cosas: ganar las próximas elecciones, y contentar a sus representados, le hayan votado o no. Ambos objetivos necesitan el mismo combustible: dinero. El grito perpetuo de una administración ante una administración superior siempre será el mismo: dame más. Y algunos gritarán más y utilizarán argumentos más o menos contundentes. Los partidos nacionalistas utilizan los suyos, y más cuando gobiernan. Pero no hay que olvidar una cosa: “los catalanes”, por ejemplo, no son la administración autonómica. Si desde las instituciones se lanza un discurso victimista para poder obtener más dinero, éste razonamiento no tiene por qué ser compartido por todos los catalanes. Pero sí que la administración autonómica representa a “los catalanes”, así que si la administración autonómica catalana consigue más dinero para Catalunya, se beneficiará cualquier catalán tenga o no vínculos con el nacionalismo.

En otro orden de cosas, cuando se acusa a los catalanes de insolidarios, eso incluye a los inmigrantes e hijos de inmigrantes, que no hemos cambiado tanto sólo por haber decidido vivir más arriba del Ebro. Pero es que además tampoco es así, porque Catalunya es una contribuyente neta a la solidaridad interterritorial de España. Algunos podrán decir que Madrid lo es más: es lógico, es donde hay más dinero, pero es que esto no es una competición entre nosotros por ver quién es más solidario. Lo importante es que este dinero sirva para algo.

Y en el caso de Extremadura, y volviendo al señor Rodríguez Ibarra, a mí se me cae el alma a los pies cuando voy por una carretera de Castilla-La Mancha y distingo perfectamente dónde empieza a trabajar la administración extremeña sólo mirando el firme de la calzada. Bacheado, sin márgenes señalizados, con curvas mareantes... en muy malas condiciones. Es la punta del iceberg de un déficit de infraestructuras que no favorece el desarrollo de su industria, comercio o servicios. Pero no todo es negativo. El precio del suelo, pongamos, en la ciudad de Badajoz sería el sueño dorado de las parejas de jóvenes que buscan piso a un precio razonable en el extrarradio barcelonés. Gestione bien ese dinero de origen solidario, señor Rodríguez Ibarra. Que nuestros padres hayan emigrado no es sólo culpa de “los catalanes”. Si quiere arreglar España, empiece por su cuarto. Y, además, hay que recordar una vez más la contribución de los partidos nacionalistas a los gobiernos de España en las últimas décadas. Esto no lo dice ningún personaje que algún indocumentado tildaría de folklorista: está escrito en el mismísimo ABC de hoy, editorial "Rodríguez Ibarra se desmarca”.

(Faltan unos cuántos links, lo sé, pero serían a sitios de pago...)