El proyecto de Joan Laporta, nuevo presidente del FC Barcelona, está demostrando en pocos días que había sido hecho con 4 palos. Vivimos en la era de los vendedores de humo, y hay gente que no ha escarmentado con esas empresas que ofrecían una bellísima imagen pero tras las cuales no había nada de valor. Uno de los principales puntales de su gestión era el rendimiento que podría extraer del futbolista ese hecho en el Manchester, señor que ha hecho de la imagen su forma de ganar dinero, y de vez en cuando saca faltas y algunos centros (muy bien por cierto, para qué faltar a la verdad). Para llegar al círculo virtuoso al que aspiraba, Laporta aún está a tiempo de fichar a Anna Kournikova, siempre y cuando sea capaz de contactar con ella, porque Laporta amaga con llamar, pero no llama. No sé si Pocholo le quedaría más cerca.