La lectura del "Génesis" te hace replantear muchas cosas sobre lo que te enseñan sobre la Biblia en las clases de religión durante el periodo infantil. O lo que te ocultan. La catequesis no deja de ser una especie de "max mix" de vidas ejemplares. Sin embargo, si lo que se hace es leer versículo a versículo, las debilidades de los protagonistas afloran y son claramente visibles. Noé empinaba el codo, Abrahan era un fanático y un liante, por no hablar de incestos, asesinatos y otras lindezas.

No cabe duda: desde el principio Dios se nos manifiesta como el creador, sí, pero también como un ser vengativo, con nulo sentido del humor y con una gran obstinación en proteger el sistema patriarcal y en fomentar la fecundidad. En ese sentido, los ancestros y descendientes de Jacob son humanos temerosos de Dios, pero temibles en todo lo que tenga relación con el linaje (los derechos de primogenitura, las herencias) y las posesiones (propiedad de tierras, pozos, ganado). En síntesis, el "Génesis" es la escritura (casi en el sentido notarial del término) del vínculo indisoluble entre Dios y su pueblo, cuyo signo visible es la circuncisión y cuya fórmula infalible es la del miedo.

Es sorprendente que el personaje de Jacob (también llamado Israel) tenga tan poco protagonismo en las catequesis. Es el genio inventor de este sistema (ahí está su sueño de "la escalera de Jacob", que conecta el cielo y la tierra). Pero su vida tiene poco de ejemplar: tuvo hijos con dos mujeres (hermanas entre ellas) y con las respecivas sirvientas de ambas, engañó a su padre, traicionó a su hermano.. Por cierto, Israel recibe ese nombre porque ha luchado "con Dios y los hombres, y ha vencido". No es baladí que haya citas frecuentes de Dios del tipo "someterás a tus enemigos": eran tiempos para guerreros.

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