sábado, 22. enero 2011
Joanna Newsom en el Palau de la Música, 20 enero 2010
Javi
17:18h
Lo primero que dijo Joanna Newsom en el escenario del Palau de la Música fue… “help!”. Una hora antes, la noche era fresquita en el exterior del Palau. Público mayoritariamente joven, algo normal teniendo en cuenta que Joanna Newsom no llega a los 30 y que se dio a conocer hará unos 7 años. Yo iba al concierto acompañado por primera vez de mi madre, ajena a este tipo de espectáculos y que pisaba por primera vez el Palau. En las escaleras los asistentes podían recibir un catálogo en color de la programación del Festival del Mil•lenni y un Ferrero Rocher. Son lujos teniendo en cuenta que la austeridad se ha convertido en el mantra contemporáneo. Neal Morgan se presentó en el escenario, para ejercer de telonero, descalzo y con una pieza recitada, sin más. Pero su show consistió básicamente en juegos vocales y el uso de grabaciones de voces y percusiones, para situarnos, algo en la órbita de Laurie Anderson. Pasada la sorpresa inicial, lo que queda es un espectáculo arty adecuado a recintos más pequeños que el Palau. Neal Morgan se encargaría después de las percusiones en el concierto de Joanna Newsom. Con el sonido de los zapatos de tacón sobre el escenario, llega la primera ovación. Joanna Newsom luce un vestido de colores llamativos y rayas horizontales que deja sus hombros al descubierto. Tiene una trenza en el pelo. Se sienta y se aferra al arpa, pero no canta, porque el micrófono no está quietecito. Tras intentar remediarlo ella misma, exclama un delicado pero inequívoco “help!”. Cuando el auxilio llegó, aún faltaría ubicar bien el micro del arpa. Una vez todo estuvo en su sitio, Joanna respira, saluda e inicia el concierto. Abrió fuego con la primera canción de su primer disco. “Bridges and Balloons” no sonó mal, pero algo no acababa de funcionar, y al final del tema la propia Joanna pidió que le subieran un poco el volumen de su voz. Y a partir de aquí los espectadores entraron en un reino mágico formado de folk y jazz. La extensa y compleja “Have One on Me”, de más de diez minutos, sonó con una precisión admirable. Los músicos que la acompañaban estuvieron sensacionales, teniendo en cuenta que ella era el centro de atención de todos, con un público silencioso y expectante. “Easy” mantuvo el nivel y el clima, sin duda alguna. “Go Long” quizá los bajó un poco. A Joanna Newsom no la alteraba prácticamente nada. A los piropos que le fueron llegando ella respondió algo parecido a ‘no entiendo el español, debo ser la única persona de California que no habla español’. Concentrada e hiperprofesional, sólo se movía para beber en las pausas de las canciones y para desplazarse del arpa al piano y a la inversa. “Inflammatory Writ”, lo más parecido que hará Joanna Newsom al ‘piano-bar’, sonó bien pero tal vez un poco fuera de contexto. Y “Autumn” quizá supuso el momento más endeble de la función. No leerán ni una mala palabra más en lo que queda de relato. Se recuperó la confianza en la aguda y juguetona voz de Joanna Newsom sentada al piano con “Soft as Chalk” y lo que siguió fueron unas interpretaciones de superlujo de “Emily” al arpa (la única incursión en su referencial "Ys") y, de vuelta al piano, “Good Intentions Paving Company”. La interpretación de esta pieza fue la más innovadora respecto al material del disco de estudio, con un crescendo final y un solo de trombón que cerraron el primer tramo del concierto por todo lo alto. Aunque me cuentan que el setlist que tenían los periodistas sólo incluía un bis con “Peach, Plum, Pear”, los tiros no fueron por ahí. Lo que sonó fue la intimista “Baby Birch”, que dejó al público muy satisfecho. Yo le había dicho a mi madre, ajena a la dinámica de los ‘bises’, que hasta que no se encendieran las arañas del Palau no se acababa el concierto. Cuando se encendieron, hubo una enorme e inacabable salva de aplausos. Mi madre me avisó que había gente que se dirigía ya al camino de las escaleras, pero realmente apetecía participar en la larga ovación que se tributaba a la artista norteamericana. Y en estas que, agradecida, Joanna Newsom volvió a salir, ella sola. Interpretó la breve “On a Good Day”, que sonó para los espectadores que se quedaron como un gran regalo de última hora. De acuerdo que Joanna Newsom no hace canciones pop de dos minutos, pero eso no significa que disfrutar de su música sea difícil. A mi madre le gustó, y eso que ella no mueve el dial de su radio por las emisoras musicales. Muchos debieron salir del concierto pensando que debían anunciar la buena nueva: Joanna Newsom tiene un gran futuro por delante, pero es que su presente ya es el de una gran artista madura. ... Comment |
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