martes, 22. septiembre 2009
Leonard Cohen en el Palau Sant Jordi, 21 septiembre 2009

Primeras partes, las del Barça; segundas partes, las de Leonard Cohen

“It’s a long way to the top if you wanna Leonard Cohen”. Invocaba a los AC/DC mientras subía trabajosamente Montjuïc con tramos de muy escasa o nula iluminación. Por suerte, sólo hacía falta seguir la estela de mucha gente pacífica y experimentada. Vamos, que algunos se teñían el pelo, y otros ni eso. Dejándome llevar, llego hasta donde me sacuden la bolsa (no me la registran, lo más pesado que llevo es un paraguas). Sin estar del todo seguro aún de dónde estoy, oigo cómo me rasgan la entrada y ese sonido me parece más aterrador que el último disco de Sunn O))). Pero sí, he acertado. Es el Palau Sant Jordi.

A falta de unos 45’ para el inicio del concierto hay unas 1.000 personas sentadas y diseminadas. Entre preguntas de dónde encontrar su localidad o el bar, los murmullos se centran en lo principal. ¿Estará bien Leonard Cohen después del desvanecimiento en la actuación de Valencia pocos días antes? Hoy cumple 75 años... ¡debe ser especial! ¡Lleva 16 años sin venir! Leonard Cohen merece tener un idilio con Barcelona, como Bruce Springsteen, Coldplay o U2, con el aliciente de que no se maltratará el césped. Distingo por los altavoces los acordes de “Stairway to Heaven” para guitarra flamenca. La gente aprovecha para reconocerse y hacerse fotos, aunque hay una densidad menor de cámaras que en un concierto de público más joven.

Dos pantallas situadas a izquierda y derecha del escenario ayudarán a seguir las evoluciones de los artistas. Tengo el escenario a la altura de mis ojos, pero he de reconocer que está lejos. Delante de mi posición hay localidades que ocupan la pista. Los medios dijeron al día siguiente que había 14.000 personas, entre ellos los dos últimos presidentes de la Generalitat, José Montilla y Pasqual Maragall.

Con 5’ de retraso sobre el horario previsto, se apagan las luces y la gente aplaude con fuerza, pero aún más cuando por fin entra Leonard Cohen en el escenario. Lleva sombrero y traje oscuro. Me sumo a la ovación un poco a regañadientes, ya que soy contrario a las ovaciones previas siguiendo el viejo lema de “músic pagat fa mal so” (músico pagado suena mal). Y además, el entusiasmo popular tapó las primeras notas y versos de “Dance Me to the End of Love”. Hay sed de Leonard Cohen, con la pasión insobornable que algunos tienen por los predicadores evangelistas. Este torrente de pasión también salpica a los músicos, profesionales y entregados con cariño a la causa, cuyos solos son ineludiblemente aclamados, algunos de forma anticipada.

Mientras sonaba “The Future” pensé que el concierto se podía acabar en cualquier momento. O quizá es que aún me había de adaptar a la voz de Leonard Cohen, privada de algunos registros agudos. Después de “Ain’t No Cure for Love”, Leonard se dirigió al público: “gracias por las felicitaciones y por vuestra cálida acogida”, y éste no pudo más, la gente se puso en pie intentando cantar de forma anárquica un “feliz cumpleaños” que sonó desacompasado pero que debió resultar conmovedor. Supongo.

Con el respetable sentándose, sonó “Bird on Wire”, la canción que no pudo completar en el anterior show en Valencia. En medio del tema hubo una paradinha: más aplausos. Ya nadie valora el silencio como elemento de la creación musical. También desata el entusiasmo “Everybody Knows”, donde se pudo comprobar que los registros graves de Leonard Cohen permanecen aún intactos y evocadores. A partir de aquí, se entró en velocidad de paseo con algo de piloto automático, sonando temas como “In My Secret Life”, “Who by Fire” (precedida por un largo solo, que despertó algún osado silbido), “Hey, That’s No Way to Say Goodbye”, “Lover Lover Lover”, “Waiting for a Miracle”, el recitado “The Flood” y “Anthem”. El final del tema fue aprovechado para las presentaciones de sus músicos: el director de la banda (y bajo) Roscoe Back, la guitarra de 12 cuerdas, la bandurria y el laúd de Javier Mas (“from the city of Barcelona”, subrayó Cohen), el Hammond de Neil Larsen, el batería Rafael Gayol, el irremplazable Bob Metzger… y su colaboradora Sharon Robertson y los coros de las Webb Sisters. Con esto se puso fin al primer tramo del concierto. Un intermedio de 20’.

En el descanso pienso que la gente quiere demasiado a Leonard Cohen. No creo que le vaya a pasar algo como al director de orquesta del cuento ”Las Ménades” de Julio Cortázar, pero tanta devoción no puede ser buena. Es un público con voluntad permanente de aparecer como algo más que extra en un hipotético CD / DVD. Mientras, vuelven a sonar por megafonía notas del “Stairway to Heaven” para guitarra flamenca.

El grupo familiar que estaba a mi lado no volvió a su posición ni cuando se apagaron las luces sin previo aviso ni después. Supongo que encontrarían mejor acomodo, porque no se debían perder bajo ningún concepto lo que iba a pasar. Abrió la segujnda parte del concierto con “Tower of Song”, sin el acertijo que exhibió en “Live in London”, pero quitándose el sombrero al final, dejando ver sus canas. Los primeros acordes de “Suzanne” suscitan gritos entre el público y provoca que se reproduzcan como conejos los puntos de luz entre en las gradas. La liturgia del mechero. El éxtasis era inextinguible y siguió con “Sisters of Mercy”, “Gipsy Wife” (¡adorable!) y “The Partisan”. Sharon Robertson tomó protagonismo para interpretar “Boogie Street” (lo hizo magníficamente) y así Leonard Cohen volvió con nuevos bríos para rematar a gol “Hallellujah”. Él estaba lanzado, y los teclados de Larsen elevaron a un sitio en apariencia frío como el Palau Sant Jordi a la categoría de templo de culto La mención a la ciudad (“I didn’t come to Barcelona to fool you”) era predecible, pero no por ello dejó de recibir otra andanada de cariño. Los aplausos ya fueron compulsivos durante “I’m Your Man” y “Take This Waltz”, con todo el público volcado.

Con esto ya se podría hablar de un concierto excelente que acababa en alto, pero aún faltaban los bises. Leonard Cohen volvió corriendo al escenario, pura energía, para cantar “So Long, Marianne”. Muy bien, pero mejor si cabe “First We Take Manhattan” (aquí la el público ya aullaba sin frenos “then we take Berliiiin”!) y experiencia de clímax con “Famous Blue Raincoat”. Sobrecogedor. “We love you, Leonard!!”, un hombre interrumpió el silencio. Cuando acabó el tema con un “sincerely, Leonard Cohen”, pensaba sinceramente que el concierto se había acabado. Nada podría resultar mejor.

Pero aún hubo más: el recitado “If It Be Your Will”, las Webb Sisters con “Chelsea Hotel”, Leonard Cohen con brillos de sudor en la cara interpretando “Closing Time”, los músicos sucediéndose cada uno con un solo en “I Tried to Leave You” (insisto, un aplauso para cada uno). Y tras el coro gospel de “Whither Thou Goest” ya se cumplía a rajatabla el programa. Agradecimientos de Leonard a los que lo han apoyado durante todos estos años, a los amigos que han mantenido vivas sus canciones. “May your life be sweet as apples dipped in honey” (…) “surrounded by family and friends” (…) “may the blessings find you in your solitude. Thank you for your hospitality”, y se fue, dejando en el aire la sensación de que probablemente no volverá. Y si lo hace, no con la misma intensidad. Ese señor con 75 años recién cumplidos nos ha dado fiesta hasta la una de la madrugada. Su voz sacia, y sin ella habrá mucha sed.

* Discos de cabecera: "Songs of Leonard Cohen"

... Comment

  

on 22/9/09 18:11, mmarinoso añadió:

Cierto todo lo que dices, Javi!

Algunos aplausos precipitados que tapaban la voz de Cohen, un público entregado desde el principio, un Palau absolutamente inadecuado para apreciar un concierto de este tipo, una Sharon Robertson magnífica (al nivel de Perla Batalla y Julie Christensen) y un Leonard Cohen crepuscular pero aún muy capaz. Excelente!

Un besazo, lástima que no nos vimos! (Dífícil, eh?)


 
 22/9/09 20:51, Javi añadió:

Ah, pues a eso le pondré solución en el futuro.. ningún concierto sin mail previo! Un besazo!

Aprovecho para decir que estaré unos días de vacaciones (sin PC delante). Colgaré la lista de las canciones que recomiendo del tercer cuatrimestre durante la segunda semana de octubre. Saaalud!!


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