Después asistimos a las desventuras de una bella joven que necesita dinero para costear un entierro. Una bella joven que no canta, sino que se expresa con musicalidad. Una bella joven que oculta en su vagina una patata como método casero para evitar violaciones, algo que aprendió de una vecina de su madre. El nombre del film, “La teta asustada”, hace referencia al miedo de la madre traspasado a la hija, a las consecuencias del parto en tiempos de terrorismo.

La directora Claudia Llosa quizá no inventa el cine pero sí demuestra un dominio maestro de los recursos a su alcance. La excelente aportación (término más ajustado que ‘interpretación’) de Magaly Solier delante de la cámara completa una obra de belleza indiscutible. Quien tenga hambre de cine será saciado con “La teta asustada”. Para las explosiones, las canciones plastificadas y los amores burbujeantes, visiten otras salas.

* Cine 2009